TIEMPOS DEL MUNDO

martes, 28 de abril de 2015

LOS FANTASMAS DEL PRESBITERO MAESTRO: Seres espectrales que no encuentran el descanso para sus almas

Si uno se hace la pregunta ¿donde podemos encontrar con seguridad fantasmas y aparecidos? ¿En alguna vieja casona con algún pasado tormentoso o en los cementerios que encierran mil historias? No cabe duda que en estas últimas se dan con mayor frecuencia. Precisamente Lima cuenta con un antiguo cementerio, del cual se dice que posee su propia legión de condenados que salen por las noches para aterrorizar a los incautos. Es el Presbítero Maestro, ubicado en Barrios Altos e inaugurado el 31 de mayo de 1808 por el Virrey Fernando de Abascal para cobijar a los muertos, debido a que las iglesias ya no se daban abasto para satisfacer la demanda, según era la costumbre de la época. Sus 766 mausoleos y 92 monumentos históricos de la más refinada arquitectura de los siglos XIX y XX guardan los restos de hombres y mujeres que se encargaron de escribir la historia del Perú. Más que un camposanto, el Presbítero Maestro es considerado un testimonio viviente del pasado y presente de la República Peruana. Pero también es conocido por ser el lugar donde aparecen la mayor cantidad de fantasmas. Una de las mas conocidas es una mujer vestida de negro que suele aparecer en la Cripta de los Héroes – donde están enterrados quienes combatieron contra Chile durante la Guerra del Pacífico y cuya imagen ilustra nuestra nota - que entre sollozos y gritos desgarradores, aterroriza a los visitantes que se atreven a ir solos a ese lugar. La mujer es, según se piensa, alguna deuda de los enterrados en dicha cripta que aún después de muerta regresa del más allá, para seguir pidiendo por su pariente. Los mismos guardias del cementerio evitan pasar por allí en horas de la noche porque se ha dado el caso que en una oportunidad fue encontrado casi muerto y botando espuma por la boca uno de ellos – que recién había ingresado a laborar – el cual les contó que vio una sombra merodeando el lugar. Al acercarse allí creyendo que era algún ladrón, se encontró con una mujer envuelta en paños oscuros y de rostro cadavérico que se le abalanzo dando alaridos y pudo sentir sus manos huesudas agarrándolo fuertemente no dejándolo escapar. En ese momento, dijo, sintió que se le helaba la sangre y se desmayo, siendo encontrado a la mañana siguiente por sus compañeros. Pero no es el único quien ha visto aparecidos en el lugar ya que es habitual, dicen, escuchar alaridos y gritos provenientes de los oscuros pabellones - como el de los suicidas - y al acercarse ven fantasmas que se desvanecen en la oscuridad, por lo que desde entonces ellos, cuando hacen sus guardias de noche, evitan pasar solos por estos lugares, ya que el ambiente es demasiado tenebroso. Otras historias cuentan de cómo algunos de ellos vencidos por el cansancio, decidieron dormir cerca de un nicho, siendo despertados nada menos que por las almas que descansan allí, saliendo espantados del lugar. Finalmente, existe en dicho cementerio un pabellón llamado de los infantes, donde es habitual escuchar en horas de la madrugada - según cuentan los cuidadores – voces de niños que ríen y corren. Uno de los más famosos, por decirlo así, es el llamado niño Ricardito quien murió en 1893, a los seis años de edad, por una enfermedad que pudo ser malaria. Enterrado a unos metros de la puerta 4, tiene una estatua en el lugar, el cual siempre está llena de flores de sus “devotos” que le rinden culto debido a los “milagros” concedidos. Varios vigilantes cuentan que han visto al niño juguetear por allí, incluso escuchado su risa, y que desaparece cerca de su tumba. Es el más querido del lugar y su culto sigue creciendo. Lo que hay que ver.