Han pasado 49 años de este inusual suceso y hasta el día de hoy nadie puede dar una explicación satisfactoria de lo que realmente ocurrió en aquella oportunidad. Sucede que en marzo de ese año, un aficionado pudo tomar en Yungay - ciudad ubicada al norte de Lima - unas fotografías en los que aparentemente aparecían dos OVNIS volando juntos y a plena luz del día, un hecho considerado “único” por los investigadores porque es muy raro que ello ocurra. Se le considera también como un caso aún "abierto" en la ufología mundial, dado que hasta el día de hoy, el autor de las fotografías, está con paradero desconocido. Los pocos datos que se conocen del caso son los siguientes: un día de agosto de ese año, posiblemente el 15, Augusto Arranda – supuesto autor de las fotos- visitó Yungay. Antes de salir de excursión pidió prestada a su amigo una vieja cámara Voightlander. Compró un rollo de película y se dispuso a recorrer los alrededores y tomar algunas vistas. Tras aquel paseo, Arranda manifestó a su amigo “que había visto y fotografiado OVNIS” aunque este no le creyó. A su regreso a Lima, y tras revelar el rollo, envió a Yungay un álbum sellado, con copias de las fotos de las cumbres y de los OVNIS, pero su amigo no le dio importancia y quedaron olvidadas casi por unos dos años. Parte de las fotos fueron reveladas por una indiscreción de un empleado de Kodak que al revelar el rollo, hizo una copia de la secuencia sin consentimiento ni autorización de Arranda, las cuales cayeron en manos investigador norteamericano J. Richard Greenwell, En 1968. La localización de un juego completo de fotografías en Yungay fue posible gracias a un oficial del Ministerio de Marina del Perú. Greenwell viajó entonces a Yungay y pudo entrevistarse con el amigo de Arranda, quien le proporcionó las tres copias que faltaban y que habían sido retenidas en Lima por Kodak. De esta forma, Greenwell fue atando cabos, logrando las cuatro copias que, al parecer, forman la secuencia total. A pesar de los esfuerzos e investigaciones de Greenwell, el fotógrafo no pudo ser localizado. Esto significa que los negativos no han sido analizados aún y que los detalles del avistamiento siguen siendo "vírgenes".Los expertos del APRO, a cuya organización pertenece Richard Greenwell, analizaron sin embargo las copias sacadas de dichos negativos - también denominadas "de primera generación"- y no encontraron elementos que según afirman “revelaran un trucaje o manipulación”. No obstante, y mientras no aparezcan dichos negativos, la secuencia no podrá ser considerada como oficial y definitivamente positiva. El hecho encierra en sí mismo otras circunstancias muy favorables, que inclinan a los investigadores a creer en la bondad de dichas fotos: ni el testigo y fotógrafo - Augusto Arranda - ni su amigo, han pretendido publicidad alguna. Todo lo contrario. Las fotografías han tenido que ser "descubiertas" y sacadas a la publicidad por investigadores y luego de no pocos esfuerzos. Por su parte, la cámara Voightlander y una copia original de la secuencia OVNI se perdieron con el alud del terremoto de 1970, el cual arrasó con Yungay y con casi todos sus habitantes, entre ellos el amigo de Arranda, el cual por cierto, también se encuentra con paradero desconocido y nadie sabe si vive todavía. Como podéis notar, al dia de hoy no existe una certificación plena de que ello haya ocurrido en realidad y por lo tanto, se trata de otro enigma sin respuesta.