TIEMPOS DEL MUNDO
martes, 25 de febrero de 2025
CUTUTO: El devorador de humanos
Existen en el Perú unos pequeños roedores de variados pelajes, muy dóciles e inofensivos que usualmente son utilizados en los experimentos médicos, y en Europa - al igual que el hámster - es considerado una mascota, pero en el país andino se consume desde hace siglos. Se trata del cobayo o conejillo de Indias, que los nativos llaman cuy, debido al chillido que emiten. Cuando estuve visitando el sur de ese país ingrese con el guía a un restaurant a la hora del almuerzo y el mesero me ofreció un platillo de la zona. “Vale” le conteste, pero grande fue mi sorpresa cuando note que lo que trajo en el plato era nada menos que una rata asada sin cola. “Joder ¿de qué vas, tío? ¿Estás de coña?” le dije seriamente, a lo que me contesto que se trataba de un cuy. Obviamente lo rechace y mientras esperaba que trajeran una trucha a la parrilla, el guía me conto una historia acerca de esos roedores que me parece interesante darla a conocer, la que os ofrezco entrecomillada claro esta: “Allá en tiempos muy antiguos, antes que llegaran los españoles a estas tierras, el cuy era adorado como un dios, ya que era muy prolífico y su descendencia podía alimentar a toda la población. Es más, tenía sus centros de adoración donde le ofrecían ofrendas para que no les faltara el alimento en una región de clima muy hostil ya que en las noches la helada arruinaba las cosechas. De nombre Cututo (que en quechua significa cobayo macho), se trataba de un cuy negro y del cual se decía que acompaño a Viracocha, el misterioso dios blanco y barbado que recorrió estas tierras y que al regresar a su mundo, ‘caminando sobre las olas del mar hasta desaparecer de la vista de la multitud’ cuenta Garcilaso en sus Comentarios Reales de los Incas frente a las costas de lo que hoy es Ecuador, dejo al Cututo para que se encargue que la gente cumpla sus enseñanzas. Todo iba bien hasta la llegada de los expedicionarios españoles que conquistaron estas tierras en el siglo XVI. Junto a ellos llego una legión de sacerdotes para cristianizar a sus nuevos súbditos, quienes recorriendo el territorio se dedicaron a su vez a extirpar la idolatría, derribando templos indígenas y destruyendo sus ídolos, ‘los cuales eran arrastrados y quemados a las puertas de su adoratorios a la vista de los naturales para que ellos vean que no serían castigados por ello ya que no tenían poder alguno ante Dios’ relata Garcilaso. Cuando los sacerdotes llegaron al templo del Cututo se horrorizaron porque frente al ídolo encontraron cráneos y huesos, por lo que consideraron que allí se hacía sacrificios humanos - algo que era muy raro en el Antiguo Perú - por lo que ordenaron su demolición inmediata y la muerte de quienes administraban el lugar. Estos antes de ser quemados vivos (que en esa época se hacía habitualmente con los herejes) confesaron que el Cututo vivía dentro del recinto y que era muy voraz, pero que a la llegada de los sacerdotes, se escondió en los túneles existentes debajo del templo, desapareciendo de inmediato. Así que tras la destrucción del recinto, buscaron bajo las ruinas pero no encontraron ningún túnel por lo que consideraron que todo había sido un engaño. Pasó el tiempo y la gente ya cristianizada se olvidó del Cututo, pero este no, ya que al no recibir ofrendas humanas como alimento, comenzó a salir de su guarida por las noches para acechar y atacar a quienes transitaban desprevenidamente a esas horas por el abandonado lugar, arrastrándolos a su escondite para devorarlos y saciar su hambre infinita. Al ser negro puede pasar inadvertido para sus víctimas a quienes acecha a la vera del camino. Desde entonces, muchos se han dedicado a su búsqueda para cazarlo pero nunca han podido encontrarlo. Si bien pudieron encontrar una larga red de toneles donde viviría el monstruo, lo único con lo que se han topado eran huesos y cráneos de sus víctimas. Entonces sellaron las entradas de los túneles con grandes rocas para impedir su salida, lo cual es una pérdida de tiempo porque como todo roedor y más si es de gran tamaño como se supone - se decía que era un cuy gigante - fácilmente puede excavar otro. Han pasado varios años de este suceso y ya no se tiene noticias del Cututo, aunque de seguro continua atacando protegido por la oscuridad a quienes en lugares solitarios de los Andes caen en sus garras” puntualizo el guía. Venga ya, no sé si el relato es real u otra leyenda más, pero hay tantas cosas insólitas y fuera de lo común que suceden en el mundo que no nos sorprendería que aun pueda existir oculto en las profundidades de la Tierra, si bien no el mismo monstruo, tal vez uno de sus descendientes ¿No os parece?