TIEMPOS DEL MUNDO

martes, 6 de diciembre de 2016

EL PISHTACO DE HUAYCAN: ¿Una criatura demoníaca o un psicosocial orquestado por la mafia?

Conservado en el Museo Lítico de Pucará (ubicado en Lampa, al sur del Perú) se encuentra un curioso monolito de piedra llamado el Degollador o Nakaq, que con una expresión cruel, representa a un hombre sentado con la mano derecha extendida apoyada sobre la rodilla sosteniendo una cabeza humana, la espalda ornamentada con rostros humanos, en la mano izquierda un arma, sobre la cabeza una especie de gorro con tres cabezas de puma. Es una de las representaciones mas antiguas de quien es mejor conocido como el Pishtaco, el cual según se afirma, recorre incansablemente los lugares mas desolados e inhóspitos de los Andes en busca de grasa humana, a quien por cierto ya le dediqué una entrada en agosto del 2013 ¿A que viene entonces a hablar nuevamente de aquella demoníaca criatura?. Sucede que el último fin de semana debido a su ignorancia, la gente que vive en la zona de Huaycán (ubicado en el este de Lima, conformado por inmigrantes provenientes del interior del país, quienes conservan sus costumbres y creencias) ocasionaron violentos desmanes generando gran violencia en las calles, dejándose llevar por rumores sin fundamento propalados por elementos de la mafia que pretenden desestabilizar a un gobierno que da muestras de extrema debilidad y quieren aprovecharse de esa circunstancia para desatar el terror, los cuales decían que los pishtacos con la protección de la policía ‘estaban secuestrando niños de la zona para sacarles los ojos’. Incluso llegaron a detener a dos encuestadores a quienes acusaron de ser traficantes de órganos, pero al ser rescatados por la policía evitando que sean asesinados por una embrutecida multitud, originaron diversos actos de violencia tratando de asaltar la comisaría del lugar, que ocasionaron la muerte de una mujer producto “de una bala pérdida de la policía que les disparaba desde un helicóptero” aunque no hay prueba alguna de ello, ni tampoco han mostrado ningún cuerpo sin ojos ni órganos ‘extraídos por los pishtacos’ como dicen que existen, ya que confiesan que ellos tampoco lo han visto y que únicamente protestan ‘debido a los rumores que han propalado por allí y a lo publicado en las redes sociales’ dando credibilidad a noticias falsas. La ignorancia en su máxima expresión. Según una leyenda ampliamente difundida, el pishtaco es un ser demoníaco que se dedica a asaltar a las personas. Mujeres y hombres son indistintos para él o ellos ya que solo los quiere con un objetivo: tomar la grasa y trozar su carne para convertirla en chicharrones y darse un festín. El ingrediente particular del asunto es que el pishtaco es un hombre blanco, rubio y de contextura atlética, el cual opera, según la historia, bajo el amparo de las autoridades locales y la Policía. Es más, algunas variantes indican que el pishtaco es un agente secreto de un país extranjero que hace operaciones de recopilación de información. Los crímenes, en este caso, son consecuencias de sus acciones. Por las características, la leyenda de los pishtacos cuenta con ingredientes que exacerban la xenofobia en el pueblo que se dio luego de la Conquista Española. Además, esto se mantiene por el recelo que todavía existe en la sociedad peruana tras la derrota de la Guerra del Pacífico. Pero como no todo es inmóvil. El mito del pistacho evolucionó con el tiempo y la variante de la grasa cambió por los órganos de la víctima. Esto tiene razón en los avances médicos y en la resistencia de la sociedad a la donación de órganos. De esta forma, los recientes actos de violencia presentados en Huaycán, como en otros lugares del país - que a todas luces son psicosociales orquestados por la mafia criminal aprofujimorista - utilizan este mito para lograr sus oscuros fines, que no es otro que el de hacer estallar un conflicto social en el Perú. A estar atento para desbaratar esta burda maniobra.