TIEMPOS DEL MUNDO

martes, 16 de mayo de 2023

CONSIDERADOS DE LA BUENA SUERTE: ¿Por qué son tan especiales los gatos de tres colores?

Como sabéis, los gatos son parte importante de casi todas las culturas. Mientras en el antiguo Egipto eran animales venerados como dioses y en Japón hay islas completas en las que los felinos son más importantes que las personas, en la cultura occidental los gatos negros han sido sinónimo de desgracias desde la Edad Oscura, donde la por entonces omnipotente Iglesia Católica la asocio con el Diablo, por lo que fueron perseguidos implacablemente para terminar en la hoguera. Si bien en la actualidad esos actos de barbarie cometidos contra esas indefensas criaturas pertenecen al pasado, algo quedo de su mala fama. Todo lo contrario sucedió con los gatos tricolores - denominados oficialmente calicó - que debido a la particularidad de su pelaje, son considerados especiales y portadores de la buena suerte a quien lo posea. Curiosamente, casi todos los ejemplares son hembras. Ello se debe a que si bien el pelaje de estos gatos tiene tres colores diferentes, como son el naranja, blanco y negro en sus diferentes tonalidades, la coloración está determinada por el cromosoma X, y es el que determina si es que el gato será naranjo o negro. Los machos, al tener genes XY, solo pueden tener uno de esos colores más el blanco. Pero las hembras, al tener dos genes determinantes de color, pueden mostrar los tres colores en sus pelajes. Ahora, no es imposible que haya un gato tricolor macho, pero sería una rareza, ya que necesita una anomalía genética o mutación somática que lo haga tener dos genes X más un Y. Como el resultado del pelaje de estos gatos es un capricho de la naturaleza, no se pueden criar manadas de gatos con tres colores. Esto porque si es que hubiese un gato macho con la mutación genética para tener el color, sería estéril. Desde sus inicios, se creyó que el gato tricolor tenía una fuerza superior que podía atraer caminos de fortuna y alejar toda clase de peligro, tal como sucedió con los marineros japoneses, quienes llevaban uno de estos mininos en sus barcos para protegerse ante las tormentas atroces y ahuyentar a los fantasmas. No obstante, la primera leyenda proviene del año 1100 en los monasterios del Tíbet, y está relacionada estrechamente con las razones de su pelaje. Cuenta la leyenda tibetana que durante los años 1100 no había paz en los monasterios de los monjes; permanentes desacuerdos, discusiones y malentendidos reinaba entre ellos. Había desunión y todos sentían un profundo malestar por no poder vivir en armonía. Los tres monjes principales del Templo más importante del norte del Tíbet comenzaron un ayuno en busca de iluminación y sabiduría. Al día siguiente de comenzado el ritual, apareció en la puerta del Monasterio una gata tricolor, la cual tenía un bello manto coloreado de manchas negras, blancas y marrones. Acababa de parir a tres hembras, tricolores igual que ella. Los monjes consideraron que esto era una señal, la dejaron entrar y cuidaron muy bien a la gata y sus pequeñas crías. Durante varios días la única conversación entre ellos era la belleza de su manto, los adorables cuidados que le prodigaba a sus hijitas y la dulzura y agradecimiento que le demostraba a los monjes por las atenciones para con ella. Los monjes se reunieron, nuevamente para interpretar el hecho que durante esos días no se había suscitado peleas ni discusiones, todo lo contrario, fueron días de armonía y calma. El más joven de los monjes interpretó esta señal: «La clave está en sus tres colores: el blanco y el negro son como el Yin y el Yang, la fuerzas de lo opuesto igual que nosotros que estamos en permanente oposición. El marrón es la tierra, nuestro lugar, y ello significa que aquí debemos conciliar nuestras diferencias, nuestras oposiciones. Si nos amalgamamos, al igual que los tres bellos colores de esta gata lograremos la paz, la armonía y la sabiduría». El más anciano le preguntó qué significado tenía que las crías hayan sido todas hembras, a lo que el joven monje contestó: «Las pequeñas gatas recién nacidas traen el mensaje de lo nuevo, de la mutación, del cambio, y nos lo traen especialmente a nosotros que representamos la permanencia» Al final del día el más anciano de los monjes dejó el Templo en manos de los más jóvenes y partió hacia las montañas, no sin antes recomendarles que siempre tuvieran una gata tricolor en cada templo del Tíbet, como recuerdo de esta enseñanza. Lo que no dice la leyenda es que las gatas tricolores mantienen desde hace siglos todo su misticismo, su elegancia y delicadeza, ya que otorgan dones de paz, unión y armonía a los hogares que las adoptan como lo hicieron con los monjes tibetanos.