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martes, 4 de junio de 2024

ENIGMÁTICO Y MISTERIOSO: ¿Realmente es posible ver el futuro a través de una bola de cristal?

Magos, adivinos y videntes desde la antigüedad han utilizado la bola de cristal para ver el futuro y comunicarse con los muertos, pero ¿de dónde surge esta tradición? ¿Por qué la bola de cristal siempre se asocia con la adivinación? El origen parece ser muy lejano. Parece que el uso de la bola de cristal en relación a la magia y a la adivinación surge durante la Edad Media aunque en realidad el origen estaría tres mil años antes si tenemos en cuenta que los druidas ya utilizaban los cristales de cuarzo para adivinar el futuro. Sin embargo, y para ser exactos, fue el 21 de noviembre de 1582, cuando el matemático, ocultista y mago John Dee, utilizó por primera vez la bola de cristal. Dee aseguró que en ese día, “los ángeles le habían entregado una esfera de cristal y que con ella podía mantenerse en contacto con ellos y adivinar el futuro”. Consultor de la reina Isabel I dedicó buena parte de su vida a la alquimia, la adivinación y a la filosofía hermética; y fue, asimismo, conocido por su uso de bolas de cristal en su trabajo. El tamaño de la bola de cristal de Dee era de 6 cm y aún hoy es posible admirarla, ya que se conserva en el Museo Británico de Londres. Al margen de esta historia, también la bola de cristal aparece en el siglo V d.C., si tenemos en cuenta que parece que se encontró un elemento similar a una bola de cristal dentro de un sarcófago de un rey franco durante los períodos merovingio y sajón. En la antigüedad se utilizaba una esfera hecha de roca, piedra, alina o berilio. En una etapa posterior se decidió utilizar el cristal más puro o piedras como el cuarzo rosa, la obsidiana y que esté libre de burbujas en su interior. La tradición dice que la bola se vuelve transparente y clara al pedir la respuesta del oráculo. Este noble arte utilizado por los expertos lleva el nombre de cristalomancia. El diámetro correcto de la bola de cristal que se utiliza es de 8 cm y debe ser purificada y consagrada antes de ser utilizada. La tradición marca también bañarla en una infusión de amatista y colocarla bajo un paño negro, para que reflejara la luz del sol. La razón proviene del hecho de que la esfera, siendo un objeto de adivinación lunar, se usaba luego de la puesta del sol. Según la filosofía medieval, la esfera se utilizaba para representar la perfección del objeto mismo. También fue definida como un símbolo del cielo, el mundo espiritual y el cosmos. Para obtener la respuesta de la esfera, se deben colocar un par de velas blancas sobre una mesa, manteniendo la luz apagada, de modo que esté casi en la oscuridad. Si luego de hacer las diversas preguntas aparecen nubes blancas en su interior, significa que estás teniendo una visión realmente positiva, en tanto las nubes negras representan una respuesta negativa. Si aparecen nubes rojas y amarillas se esperan sorpresas desagradables, mientras que eventos agradables están por llegar si aparecen nubes azules y verdes. Una práctica alternativa, también utilizada en la adivinación, es el uso de una copa de cristal transparente y redonda llena de agua. Las tribus célticas, que se sabe habitaban la isla de Gran Bretaña desde 2000 a. C., fueron unificadas por los druidas, los cuales fueron uno de los primeros grupos que usaron cristales en la adivinación. La religión druídica tenía semejanzas con la religión megalítica de la antigua Gran Bretaña, por lo que es posible que de ellos haya venido el uso de este tipo de adivinación. Más tarde, durante el Medioevo en la Europa Central (500-1500), videntes, magos, hechiceros, médiums, astrólogos, adivinos y todos los demás adivinadores también usaron cristales para “ver” el pasado, el presente o el futuro. El berilo, debido a su naturaleza transparente, fue a menudo usado en los procesos adivinatorios. Los montañeses escoceses llamaron a estos objetos “piedras de energía”. Y aunque las primeras bolas de cristal fueron hechas de berilo, este material fue sustituido más tarde por el cristal de roca, una roca aún más hialina. La tercera bola de cristal más grande de la historia se encuentra en el museo Penn la cual perteneció a la emperatriz china Cixí durante la dinastía Qing. En lo que respecta a que si efectivamente tienen poderes, el que quiera creer, que lo crea.