Para los Incas, el lago Titicaca - cuya superficie de 900 km2 es compartida actualmente por Perú y Bolivia - era sagrado, porque representaba la cuna de la civilización humana. Creían que el Sol y su divinidad suprema Viracocha, habían nacido de las entrañas del mismísimo lago, en torno al cual existe una leyenda que habla de una fabulosa ciudad hundida en el fondo de sus aguas: Wanakú. En efecto, según una investigación realizada en 1966, se hallaron muros y recintos en forma de U con la parte abierta señalando hacia el centro del lago. También se encontró un camino empedrado de unos 30 metros de longitud en perfectas condiciones, similar a los Caminos del Inca que pueden encontrarse en distintas zonas del Perú. Y no faltan las versiones que hacen referencia a una Atlántida o ciudad perdida en las profundidades del Titicaca, y a la existencia de un grupo de laberintos sagrados (conocidos como chinkanas) de varios kilómetros, que en su tiempo podrían haber servido como conexión con Cuzco y Machu Picchu. Ese hallazgo motivo al celebre investigador francés Jacques Cousteau a realizar una exploración arqueológica subacuática al lago Titicaca en 1968, luego de lo cual declaró “El fondo de este lago ha permanecido hasta ahora más secreto que la superficie de la luna. La profundidad de sus aguas y la oscuridad que reina allí es todo un reto para los exploradores”, explicó. Motivados por ello, un grupo internacional de 18 científicos realizo en el año 2000 una serie de investigaciones en el lugar que generaron mas interrogantes al descubrir los restos de una antigua civilización desconocida en las profundidades del lago, según detalla The Guardian. La expedición, llevada a cabo por la organización científica Akakor, logró fotografiar con la ayuda de un sofisticado equipo robótico, un ídolo de oro y varias vasijas a 70 metros de profundidad. Los objetos fueron encontrados bajo las aguas, a la altura de la Isla del Sol. Como sabéis, esta última, junto con la Isla de la Luna - que se ubican en el lado boliviano - eran lugares sagrados para los Incas. Aunque no se ha determinado la verdadera antigüedad de los vestigios encontrados, los expertos creen que existe una relación con la cultura Tiwanaku que habitó en la zona entre el 1500 a.C. y 1172 d.C. Esta civilización es considerada como la precursora de los Incas y se cree que tras su colapso - tal vez debido a un desastre natural - Manco Capac y su sequito partieron hacia el norte, cruzando el lago y se dirigieron al Cuzco, donde fundaron el Imperio Inca. Los científicos anunciaron, además, el descubrimiento de una isla sumergida llamada Wilakota (Lago de Sangre). Se presume que en el lugar se realizaban sacrificios humanos y que la isla quedó sumergida al aumentar el nivel del lago más de 100 metros durante el último siglo. La expedición duró 20 días y tenía como misión reforzar una teoría que sostiene que hace cinco mil años la isla era una península pegada a tierra. Se cree que este terreno se podría haber desprendido y, por lo tanto, debajo de las aguas que la rodean podrían existir restos de una ciudad. En dicha expedición encontraron además restos de lo que habría sido un muro de contención de un camino de piedra, tramos de un centro ceremonial, urnas rituales y piedras talladas. Una segunda fase del proyecto fue realizada en el 2002. Los científicos lograron descubrir rastros pertenecientes al periodo preincaico, entre ellos, lo que se piensa que es un enorme templo antiguo. Más de 200 inmersiones se realizaron en el lago, a profundidades de hasta el 30 mts. para registrar las ruinas en la película. El hallazgo se produjo cuando los exploradores decidieron seguir un camino que divisaron bajo las aguas del lago. Al seguirlo, dieron con el templo sumergido en algún punto cercano al pueblo de Copacabana, entre la Isla del Sol y la Isla de la Luna. Para los investigadores, este hallazgo es de fundamental importancia porque señala que alguna vez el nivel del agua debió ser, cuando menos, ocho metros menor que en la actualidad, o acaso aún mucho más”. Desde entonces, si bien se han hallado tesoros prehispánicos de 2,500 años de antigüedad como ocurrió en el 2013 por parte de un grupo de arqueólogos belgas, diversos investigadores han solicitado la realización de una nueva expedición científica de mayor envergadura al lugar, que disponga de los medios más modernos para desentrañar los misterios escondidos en el fondo del lago.