TIEMPOS DEL MUNDO

martes, 10 de julio de 2018

WAQAY: La muñeca maldita

Se trata de una leyenda proveniente de Tumbes (ubicado en el norte del Perú) donde se dice que hace muchos años existió una bruja que gustaba de hechizar a los débiles e inocentes mediante fuertes conjuros que eran de por vida. Su crueldad era infinita y por un momento se pensó que aquel engendro era pariente de las infames brujas del fujimorismo, feas y malas como ella, pero eso quedo descartado ya que vivió en tiempos anteriores a las de aquella infame cuadrilla. Sus maldades la hicieron legendaria y el solo hecho de pronunciar su nombre helaba la sangre a uno, por lo que decirlo quedo prohibido y tal fue el miedo que generaba a sus aterrorizados vecinos, que olvidaron como se llamaba originalmente. Pero como no hay poder en esta vida que se le oponga al tiempo, la malvada bruja fue envejeciendo día a día hasta que finalmente murió y fue enviada al infierno. La casa en que vivía y donde realizaba sus terribles conjuros, fue quemado junto con el cuerpo de la bruja para que no quede huella alguna de su existencia. Entretanto, al llegar su alma a la tierra del fuego, se dio cuenta que todas aquellos condenados que allí habitaban debían cumplir ciegamente las órdenes de Satanás, pero a ella eso no le gusto en absoluto, ya que no soportaba obedecer las órdenes del demonio ni de nadie. Se dice que en una de las tantas discusiones que por ese motivo tuvo con el rey de las tinieblas, este no soportó más su atrevimiento y esperó a que la bruja se quede dormida para darle un merecido castigo para deshacerse de ella, introduciendo su alma en una muñeca y la envió de vuelta a la tierra. Entendidos de la zona afirman que la muñeca con el alma de la vieja cayó cerca a la "quebrada del Nieto". Según cuentan, una anciana de la zona escuchó el golpe de la muñeca contra el piso. La mujer salió de su cabaña a ver qué es lo que había pasado y escuchó el llanto de un bebé. Intrigada, la señora cargó en sus brazos aquella muñeca y cuando lo hizo, las quejas de la criatura dejaron de sonar. Pero segundos después la bruja despertó del sueño inducido por el diablo y se vio atrapada dentro de la muñeca. En ese instante, al ver en que se había convertido, la malvada hechicera soltó un chillido tan horripilante que la triste abuela quedó hecha un saco de nervios y murió del susto a las pocas horas. Bautizada desde entonces por los pobladores con el nombre de Waqay (llorona), cualquier transeúnte que camine por ese lugar a media noche suele escuchar lo que pareciera ser el llanto inconsolable de un bebé, por lo que es recomendable no acercase ni tratar de calmar el llanto de esa supuesta niña, ya que al saber que está cargada en brazos, la bruja que está dentro de la muñeca emitirá un terrible chillido que dejará los nervios deshechos a quien la este cargando. Se cree que la bruja no soporta estar en ese estado, es por eso que tratará de acabar con la vida de cualquier humano que se le acerque a consolarla, aunque hay ocasiones en las cuales la suya es la que corre peligro a manos de furiosos lugareños, quienes enterados de lo que allí sucede en horas de la madrugada, al escuchar el llanto de aquella alma condenada, la agarran a patadas para que los dejaran pasar, haciendo caso omiso a sus chillidos, pero una vez que pasan aquellos incrédulos, la muñeca vuelve por algún extraño poder - ya que afirman que nunca la han visto caminar ni moverse - al mismo lugar donde aparece, para seguir aterrorizando a los incautos. Se dice que la bruja nunca podrá romper la maldición que cayo sobre ella, debido a que fue castigada por sus maldades y que su alma estará aprisionada en el interior de la muñeca hasta el final de los tiempos.