TIEMPOS DEL MUNDO
martes, 5 de septiembre de 2023
AYAYMAMA: El canto del infierno
Una noticia dada a conocer hace unos días atrás, indica que un grupo de turistas pudo avistar a esa mítica ave en la ciudad de Moyobamba (San Martin) mientras descansaba en un árbol. Como sabéis, este pájaro se caracteriza por su canto aterrador similar al llanto de un niño, que dio origen a una curiosa leyenda amazónica. Denominado científicamente como Nyctibius griseus, y conocido en otros países con el nombre de pájaro fantasma, es un ave nocturna que se alimenta de insectos. Es una especie sedentaria que habita en los bosques abiertos y sabanas. Pone un solo huevo blanco liliáceo manchado, directamente en una depresión en una rama o tocón de un árbol. Tiene de 33 a 38 cm de largo total y es pálido grisáceo tirando al castaño, finamente rayado con negro. Posee los ojos color naranja o amarillo, relativamente grandes. Esta ave insectívora es difícil de encontrar porque tiene la capacidad de camuflarse entre los árboles por sus colores de sus plumas. Pasa el día posado erguido en un tocón de árbol, con el cual se mimetiza como si fuera parte de él y por la noche se le puede localizar por la reflexión de luz de sus ojos amarillos o por su canto lúgubre que disminuye en intensidad y volumen. Cuenta la leyenda que una epidemia estaba acabando con la gente de una comunidad nativa. La madre de dos niños, sintiéndose con los primeros síntomas de la enfermedad, quiso salvar a sus pequeños por lo que los llevó dentro del bosque, muy lejos de la comunidad y los dejó en ese lugar, cerca a un río con abundantes peces y árboles frutales. La madre, con gran pena, los dejó sabiendo que no los volvería a ver. Los niños jugaron, comieron frutos y se bañaron en el río, pero al anochecer sintieron la falta de su madre por lo que partieron en su búsqueda, pero se perdieron en el monte. Asustados, los menores pedían ser aves para poder volar con su madre. Ante ello, el espíritu del bosque tuvo pena y los convirtió en aves para que ellos pudieran volar hasta su pueblo, pero al llegar se encontraron con la terrible sorpresa que todos habían muerto. Desde entonces no dejan de volar y volar, y cuando se posan en lo alto de un árbol, cansados de buscar a su madre, hacen oír su canto lastimero ‘ayaymamá, ayaymamá', que significa "Nuestra madre se ha muerto y nos abandonó" . Otra versión de la leyenda indica que el Ayaymama se originó de dos niños cuya madre falleció y que su padre se casó con una mujer fría de corazón que miraba a los niños como obstáculos a su felicidad. La mala madrastra convenció a su marido para abandonar a los niños. Por consiguiente, un día se fueron al campo para una excursión, cuyo propósito real fue abandonar a los niños y dejarles para mantenerse solos. Durante la noche, los niños mágicamente convertidos en aves pudieron volar y regresaron a su casa donde tristemente cantaron su conocido ‘ayaymamá, huischuhuarca' que quiere decir “malditos sean” llevándose a la malvada madrastra y al desnaturalizado padre al más allá. Desde entonces son considerados de mal agüero y se dice que van en busca de las almas de aquellos que van a morir, por lo que son muy temidos. A tener mucho cuidado con ellos.