Venga ya, con el mismo titulo publique una crónica de viaje en “Sin Sentido” en abril del 2011, donde hice unas observaciones al verlo por primera vez en el Cuzco sobre los tejados de algunas casas. En esta oportunidad quisiera hablar sobre su origen y porque forma parte de la mitología andina ¿vale? Según las creencias locales, los Toritos de Pucará representan la prosperidad y traen la felicidad, bienestar y protección a sus moradores. Es por ello que son colocados en los techos como señal de buena suerte. Llamados así porque proceden de una localidad del mismo nombre ubicado en Puno, al sur del país, aunque si bien no se fabrican ahí sino que en un poblado cercano. La adquisición del nombre por el cual ahora son conocidos se debe a que en aquellos tiempos la estación ferroviaria de Pucará se convirtió en el lugar ideal para la comercialización de sus productos, y fue así que se adopto la denominación de origen en el caso particular del toro. Este “torito” tiene una historia fascinante que pocos conocen. Si bien los toros recién habían sido introducidos en el Perú con la llegada de los españoles, su bravura y fortaleza impresiono tanto a los nativos, que no tardaron en hacerlo formar parte de sus ritos y tradiciones. Así, en Pucará se celebraba una antigua fiesta de origen español en la cual el toro se enjaezaba y pintaba y se le colocaba un picante en la nariz. El animal enloquecía por el escozor, y su imagen quedó plasmada en los famosos “toritos” representando al animal poderoso y de corpulenta figura, con la lengua lamiendo la sangre que gotea de sus fosas nasales, la cola enroscada propia de los toros bravos y las decoraciones rojas en el cuerpo. Asimismo, alrededor de el se crearon infinidad de mitos y leyendas, siendo la mas conocida aquella que afirma que los apus - deidades sagradas - los convirtieron en guardianes de las lagunas que desde entonces suelen ser la morada encantadora de estos toros “Se dice que nacieron cuando el Arco Iris desgarró sus colores y de esas entrañas apareció el toro, el cual representaba a la abundancia y la buena fortuna. Así, fue solo cuestión de tiempo para que el animal ingresara a la cosmovisión andina. Es por ello que los pastores esperan la llegada de la luna llena para ver al toro salir del centro de la laguna convirtiendo los guijarros que va pisando en forma de ganado trayéndoles la prosperidad” dice una de ellas. Sin embargo, el origen de este mito puede deberse a que los primeros toros traídos a los Andes eran salvajes y escapaban de su encierro perdiéndose en las inhóspitas alturas o refugiándose en las zonas mas profundas de los lagos solitarios y debido a su agresividad, los nativos decidieron dejarlos en paz y así nació la leyenda. Como era de esperar, el arte tradicional peruano se apropio de aquel toro y lo represento en sus textiles y cerámica. De esta manera, el toro español termino por convertirse en un animal espiritualmente andino. Interesante ¿no os parece?