TIEMPOS DEL MUNDO

martes, 16 de abril de 2013

LA LEYENDA DEL AMARU: De la agonía de una cantuta al despertar de un monstruo

Un antiguo registro del mito del Amaru describe a este ser como un terrible monstruo con cabeza de llama flanqueada por dos pequeñas alas y cuerpo de serpiente, con escamas multicolores, ojos cristalinos, hocico rojizo y cola de pez. En muchos relatos el Amaru aparece como un secreto habitante del fondo de los lagos o cursos de agua, escenarios propicios para luchar a muerte contra las sequías. En estas historias la deidad permite que la tierra sea bendecida con el agua formando ríos y originando lluvias. Dice la leyenda que “hubo un tiempo en que la tierra sufría por falta de agua y no daba tregua a hombres, plantas y animales. Solo la cantuta – la flor sagrada de los Incas – resistía este terrible flagelo ya que requiere de poca agua para existir. Pero la sequía era tan fuerte secando todo cuanto existía: las rocas se partían y la tierra se rajaba, la gente había olvidado lo que era una nube que descargara agua o proporcionara sombra y todo se volvía mustio, al punto de acabar con la cantuta. Ante tal amenaza dio el mejor esfuerzo en salvar u ultima flor, pero eso ni era suficiente. En una noche de conjuro, en que las fuerzas de la naturaleza se decantan por un mejor futuro la flor sufrió una mágica mutación. Cuando amaneció, la flor, al momento de desprenderse del tallo, en vez de caer sobre la tierra reseca desplegó sus alas y emprendió vuelo porque se había transformado en colibrí, la cual emprendió raudamente hacia las cumbres de la Cordillera. Tanta era su prisa para cumplir su misión que al pasar sobre la laguna Wacracocha no se detuvo para calmar su sed un instante y siguió tenazmente hasta llegar a la cumbre donde moraba el buen Waitapallana. Este dios se encontraba contemplando los primeros rayos del día y salio de su ensimismamiento cuando percibió la sutil fragancia de la cantuta. Pero su flor preferida no estaba por ningún lado y solo encontró un colibrí agonizante que expiro en la palma de su mano una vez que le suplicó que salvara a la tierra de la sequía. Conmovido por aquel triste espectáculo, el dios bajo la vista y contempló la tierra moribunda. Ante tal desolador espectáculo, dos gruesas lagrimas de roca salieron de sus ojos, se deslizaron por sus mejillas y rodaron por la ladera de la montaña con tal estrépito, que al caer en la laguna de Wacracocha interrumpió el milenario sueño del Amaru.En un rápido movimiento la criatura levanto su enorme cabeza y extendió sus pequeñas alas, las cuales al sacudirlas propicio el surgimiento de una incesante lluvia que duro varios días salvando a la tierra de su extinción. Asimismo, de su cola de pez cayo el granizo, su aliento se convirtió en nubes que dieron sombra y sus escamas multicolores se transformaron en un Arco Iris. Una vez que la tierra volvió a ser un lugar apacible y de esperanza, el Amaru se acomodo en los Andes, hundiendo su cabeza en el Wacracocha y quedando profundamente dormido, en un largo sueño que dura hasta nuestros días. Dicen que quienes desean saber que sueña el Amaru desde entonces y que sucederá con cada hombre que puebla la tierra, deben recorrer su enorme cuerpo y leer sus escamas, donde además esta escrito el extraordinario esfuerzo de una cantuta que se transformo en Colibrí para salvar el mundo, gracias a las lágrimas de un compasivo dios”. Interesante el relato ¿no os parece?