Huancavelica es una región ubicada en los Andes centrales del Perú, dedicada especialmente a la actividad agrícola y minera y que a pesar de su relativo aislamiento, no ha sido ajeno a inexplicables fenómenos sucedidos desde tiempos inmemoriales y que muy pocas veces salen a la luz. Uno de aquellos casos del cual nos ocupamos hoy, ocurrió el 22 de septiembre del 2006 - en la localidad de Huaytará - cuando un trabajador minero fue testigo de un hecho inusual que llamo su atención y que además pudo fotografiarlo para la posteridad. En efecto, según publicó un diario local, aquel día, mientras se realizaba un trabajo de voladura de suelos por parte de ingenieros de la compañía Buenaventura, se diviso en los cielos lo que parecía ser una nave de extrañas características que cruzo silenciosamente el lugar, algo que llamo la atención, porque cada vez que aparecen aviones, siempre se puede escuchar su sonido característico, pero en esta ocasión no ocurrió nada de ello. Es significativo saber que el lugar del avistamiento es una zona minera y según algunos ufólogos, existe una estrecha relación de muchos encuentros con supuestas naves alienígenas precisamente en zonas de explotación minera o petrolera o en yacimientos sin explotar, como si los extraterrestres también estarían interesados en el lugar. Es más, algunos investigadores que acudieron al lugar para tomar testimonios de los pobladores sobre el fenómeno, se dieron con la sorpresa de que el avistamiento de “luces extrañas en los cielos” - tal como lo describen los testigos que fueron entrevistados - es más común de lo que uno imagina, especialmente en una zona denominada Nacchoc. Por otro lado, dichos testigos comentaron que incluso los avistamientos estaban relacionados al encuentro de inmensas huellas semicirculares de pastos quemados en lugares inhóspitos. Circunstancialmente por aquellos años, circularon en la zona, muchas historias de ganado como ovejas y cabras que fueron encontrados en las alturas, muertos en circunstancias extrañas: los animales no tenían una pizca de sangre, o bien no contaban con sus respectivos cerebros, como si se trataran de los míticos Chupacabras. En cuanto al OVNI en cuestión, por el cual algunos escépticos han mostrado sus dudas al respecto, es bueno recordar que para esa gente que vive en aquellos lugares apartados de los Andes, estos “fenómenos” siempre estuvieron presentes en sus tradiciones y están convencidos que se tratan de los espíritus de los cerros (Apus) que protegen el lugar. Venga ya, vaya uno a saber que es lo que haya sido en realidad.