TIEMPOS DEL MUNDO

martes, 2 de enero de 2018

FUJIMORI: El abominable monstruo del Perú

Una horrenda criatura proveniente de lo más profundo de los infiernos, cuyos crímenes y latrocinios están presentes en la memoria de todos, vuelve a hacer de las suyas para espanto de los peruanos que creyeron haberse librado de esa bestia para siempre. Mira que equivocados estaban. En efecto, Kenyo Fujimori, un despreciable genocida que fue condenado en un proceso ejemplar a 25 años de prisión por Crímenes de Lesa Humanidad, esta libre. Fue quien mediante un autogolpe de Estado, destruyo la institucionalidad democrática e instauro una sanguinaria dictadura en 1992, utilizando para ello tanto a ‘las fuerzas del orden’ como a comandos de aniquilamiento, quienes exterminaron a miles de civiles inocentes so pretexto de luchar contra el terrorismo, saqueando a su antojo las Arcas Publicas y corrompiendo las instituciones hasta el infinito para su propio beneficio y que goza de libertad desde el pasado 24 de diciembre, gracias a un ilegal indulto ‘humanitario’ expedido por el conocido lobbysta y Traidor a la Patria Pedro Pablo Kuczynski a cambio de que parte de la bancada fujimorista en el Congreso se abstuviera al momento de la votación donde iba a ser vacado por incapacidad moral permanente. Fue una vil negociación con el claro objetivo de evitar ser destituido y recluido en prisión debido a los gravísimos cargos por corrupción que pesan en su contra y cuyas abrumadoras pruebas presentadas bastaba para que termine en la cárcel. Como podéis imaginaros, la bestia enjaulada aprovecho la ocasión para sacar provecho y conseguir el tan deseado indulto, al cual por cierto no tenía ningún derecho porque según la legislación internacional, los sentenciados por Genocidio y Crímenes de Lesa Humanidad - como es el caso de Fujimori - no pueden gozar de ese beneficio, por lo que es nulo de pleno derecho y el monstruo debería volver a prisión. Y lo pongo en condicional porque para nadie es un secreto que a la menor oportunidad que se le presente, fugará al Japón para disfrutar de los miles de millones de dólares, producto de la ilegal privatización de las empresas publicas que robo al Estado, trasladándolo subrepticiamente en la valija diplomática, ya sea en efectivo y en barras de oro, terminando en alguna cuenta cifrada de un paraíso fiscal. Y una vez fugado, a ver quien lo trae de vuelta para que regrese a la cárcel. Entretanto, va a manejar a su antojo a Kuczynski - repudiado por todos, mas débil que nunca y sin nadie que lo sostenga - gracias al control que la mafia ejerce en el Congreso, amenazándolo con destituirlo si no se somete plenamente a sus caprichos, convirtiéndose de hecho en un gobierno en la sombra al que nadie eligió. Pero nada es perfecto, porque la ambición desmedida de sus engendros por hacerse con el poder, puede echar al traste con sus planes. Y es que su hijo menor Kenji junto a los ‘albertistas’ (fujimoristas de primera hora) quieren saldar cuentas pendientes con su hermana Keiko y sus seguidores conocidos como los ‘keikistas’ que por nada del mundo van a resignarse a ser desplazados, por lo que se avecina una guerra feroz entre ambos bandos. Debido a su avanzada edad, el monstruo aunque quisiera, ya no puede retornar directamente a Palacio, pero si a través de su engreído Kenji. Que no os confunda su aparente fragilidad, ya que un maestro del engaño. En el caso de Keiko, no cabe duda que es la gran derrotada, porque nunca quiso ver libre a su padre y al ocurrir aquello, perderá irremediablemente el poder que detenta al interior del partido, originando una gran fractura en el fujimorismo ya que ambas facciones intentaran apoderarse del ‘legado’ de su padre, el cual no oculta sus simpatías por el hijo, esperando repetir la nefasta experiencia de los años noventa. Es nuestra obligación evitar que ello suceda. Hay que combatir al monstruo sin descanso, denunciando sus crímenes una y otra vez. Fujimori Nunca Más.