TIEMPOS DEL MUNDO

martes, 26 de abril de 2016

BOTO: Aquella misteriosa criatura de las profundidades

Se trata de un temible monstruo marino presente en la mitología nazca (una cultura que floreció en la costa sur del Perú entre los siglos I al VII d.C. y que son mas conocidos por sus gigantescas líneas grabadas en las pampas de Nazca). Si bien a primera vista pudiese parecer una ballena, el hecho que tenga dientes enormes y filudos , así como una gran aleta dorsal, indicaría que se trataba de una orca, aquella ballena asesina que abunda en los océanos cazando focas y los nazcas al ser pescadores los habrían visto con frecuencia y tenido inesperados encuentros mortales, ya que también atacaban sus frágiles embarcaciones, cuyos ocupantes sin posibilidad alguna de escape, tuvieron la desdicha de terminar convertidos en su alimento, por lo que rápidamente se hizo de temer y lo consideraron una divinidad llamándolo Boto - el dios del terror y la destrucción - el cual esta presente tanto en su cerámica como en su textileria, así como en los gigantescos geoglifos como los existentes en el desierto de Ica. Se sabe muy poco acerca de su origen y la razón de ello es que como los nazca no poseían escritura y sus relatos se conservaban oralmente y se transmitían de padres e hijos, estos se perdieron irremediablemente con la caída del reino a manos de los Wari en el siglo VII d.C. La civilización nazca realizaba rituales a las divinidades del mar, el cielo, la tierra, el fuego, el agua, el viento y al dios creador – Kon – y otras divinidades. Gran parte de sus templos y geoglifos se hacían en honor a los dioses, con el fin de que no hubiera sequías y que los canales no se secaran, ya que al estar en ubicado en una zona desértica era de gran importancia tener siempre el control del líquido elemento, el cual debido su escasez era un bien muy preciado e incluso originaron guerras con las poblaciones vecinas para adueñarse de los manantiales. Su religión también tenía que ver mucho con las Líneas de Nazca, que son consideradas por algunos como un círculo agrícola y calendario astronómico, aunque otros afirman que eran el lugar indicado para realizar elaborados rituales dedicados a sus dioses. Cuentan antiguas crónicas que para tal efecto, en honor a Boto, el sacerdote ataviado con los más finas prendas ornamentadas con oro, plata y plumas multicolores, bebía un brebaje alucinógeno que le permitía elevar su estado de conciencia, en los más finos ceramios, al compás de los sicus, ocarinas y antaras, invocando al temible dios para que se apiade de sus súbditos y les proporcione abundante pesca. Como podéis imaginar, sus ceramios y textiles también tienen representaciones míticas del monstruo, el cual siempre aparece en una actitud amenazadora, listo para atacar a sus presas. Sin embargo, a pesar de todo su poder, no pudo salvar a los Nazca de su conquista a manos de los Wari, quienes lo anexaron a su naciente Imperio, los cuales saquearon sus templos y derribaron las estatuas de sus dioses – entre ellos la de Boto – reemplazándolos por los suyos. Así llegó a su fin la adoración a este terrible monstruo del fondo del mar. (Ante todo, debemos aclarar para evitar confusiones, que existe otra leyenda acerca de una criatura con el mismo nombre en el Amazonas y se refieren al Delfín rosado, cuando no tienen nada que ver uno con el otro ¿vale?)