TIEMPOS DEL MUNDO
martes, 26 de diciembre de 2023
SECRETOS DE MUNDOS OLVIDADOS: En el principio era el Verbo
“In principio erat verbum” En el principio era el Verbo. Al menos así aparece escrito en la Biblia. Sin embargo, el Perú, sus culturas y reinos desaparecidos no se originaron del Verbo. No, más bien, en su principio era de piedra. En efecto, el más antiguo testimonio de los indios peruanos acerca de su existencia ha quedado en los vestigios de sus artefactos líticos. Esta huella la hallaron los arqueólogos en el valle fluvial de Chillón, a pocos kilómetros de donde hoy se levanta la capital del país, Lima. En las pendientes de los cerros que se elevan en torno al citado valle, los antiguos peruanos confeccionaron sus primeros artefactos, naturalmente de una forma muy primitiva. En estos rudimentarios “talleres” trabajo el hombre de “la zona roja”, de aproximadamente 13.000 a 14.000 años, considerado el más antiguo de Sudamérica. Pero ¿de dónde provenía? ¿O vivía allí “desde los antiguos tiempos de la humanidad”? Al respecto - dejando de lado otras teorías de los cuales nos vamos a ocupar más adelante, vinculando a las antiguas culturas del Perú con los vikingos, la Atlántida, los fenicios o los antiguos egipcios - la ciencia ha logrado demostrar de manera esencial, que el indio provino de Asia, de donde emigro en tiempos pretéritos cruzando el Estrecho de Bering, que por ese entonces era posible transitar. Precisamente, las investigaciones del profesor checo- estadounidense Alex Hrdlicka demostraron el remoto origen del indio americano, los cuales se desplazaron por todo el continente, llegando al valle de Chillón, donde se asentaron. A este periodo le sucedió otro, al cual llamamos por su ubicación, Oquendo, quienes hace 12.000 años iniciaron la confección de largas y delgadas hojas de cuchillos. Con el tiempo, modificaron nuevamente su producción manufacturera y se especializaron en la fabricación de puntas de lanzas, las cuales equivalen a cacería y por consiguiente se dedicaron a la caza mayor. Los más valiosos hallazgos que ilustran su nueva forma de vida, fueron ubicados en cuevas que generalmente le servían de alojamiento. Una de ellas – Lauricocha – lleva el nombre otorgado también a todo este periodo en la historia del Perú. Sin embargo, los hallazgos más antiguos no provienen precisamente de dicha cueva, sino de otra llamada Chilca, ubicada en una región muy seca de los andes, donde se hallaron dos cadáveres que llevaban prendas confeccionadas con materiales vegetales, demostrando que habían dejado de vestir con pieles de animales. Nuestro conocimiento sobre estos antiguos peruanos se ve completado por unas pinturas rupestres que hicieron en la cueva de Toquepala (Moquegua) hace 10.000 años, considerada la más antigua galería de pinturas del Perú, donde se retrataron ellos mismos portando un mazo o una porra, así como de sus presas, como venados y guanacos. Cabe precisar que esta galería no solo representa el más antiguo ejemplo de arte pictórico peruano, sino también es el testimonio más antiguo de sus convicciones religiosas. ¿En que consistían sus creencias? No lo sabemos con exactitud, ya que estas pinturas lamentablemente fueron dañadas por sus mismos creadores, quienes antes de salir de cacería propinaban duros golpes con sus mazos a los animales allí pintados, como indicando que eran las piezas a cazar. Pero esta cueva ocultaba más sorpresas. En efecto, un arqueólogo peruano - Augusto Cardich - encontró en el lugar tres esqueletos de niños perfectamente conservados, pero lo que le llamo poderosamente la atención es que el cráneo de uno de ellos estaba artificialmente deformado. Nos encontramos así al hecho que hace 10.000 años, el hombre de Lauricocha ya practicaba la deformación craneal. ¿De dónde lo aprendió? ¿Quiso imitar la forma de las cabezas de antiguos visitantes a quienes consideraban “dioses”? Es un completo misterio. No cabe duda que lo descubierto por los investigadores en dichas cuevas contribuye a un progreso fundamental de nuestros conocimientos sobre los habitantes del Perú de aquellas antiguas épocas, así como también de los remotos perdidos de la historia caracterizada, durante mucho tiempo, por el signo de la piedra de la cual emergía.